En un contexto en el que aumenta la demanda de productos alimenticios con grandes propiedades para la salud, el atún destaca como uno de los mejores aliados para este fin, debido a sus múltiples beneficios.
Dentro de todos los beneficios que ofrece destaca su aporte al sistema inmune.
Algunos de estos son:
- Ácidos grasos omega-3 EPA y DHA: El DHA (ácido docosahexaenoico) ayuda a que las neuronas se comuniquen entre sí. De esta manera, protege de enfermedades como el Alzheimer. Se concentra en la retina de los ojos en donde es crítico para la función visual. El EPA (ácido eicosapentaenoico) es importante para vasos sanguíneos y corazón saludables.
- Grasa monoinsaturada: Ayuda a reducir el colesterol de lipoproteína de baja densidad (LDL) que se acumula en los laterales de los vasos sanguíneos y que dificulta el paso de la sangre. A su vez, eleva el colesterol de lipoproteína de alta densidad (HDL-c), que retira parte del colesterol LDL acumulado en los vasos capilares. Estos son también conocidos como el colesterol “bueno” (HDL-c) y “malo” (LD).
- Vitamina A: Ayuda a la formación y mantenimiento de dientes, tejidos blandos y óseos. También mantiene la salud de las membranas mucosas y de la piel. Se le conoce también como retinol, ya que produce los pigmentos en la retina del ojo.
- Vitamina B: Las vitaminas del Complejo B son hidrosolubles; esto significa que el cuerpo no las puede almacenar, por lo que deben ser repuestas a diario. Estas son esenciales, además, para el crecimiento y ayudan al cuerpo a descomponer y utilizar los alimentos.
- Vitamina D: Auxilia al organismo con la absorción de calcio y fósforo, que coadyuvan en el crecimiento y fortaleza de los huesos.
La importancia de los ácidos grasos omega-3
Los ácidos grasos omega-3 son Ácidos Grasos Esenciales, debido a que el cuerpo no los produce naturalmente, además de que no pueden ser reemplazados por otras grasas. Estos son fundamentales en el proceso de desinflamación.
La inflamación es una de las principales causas de enfermedades crónico-degenerativas, como la diabetes, pero también de problemas cardíacos y de cáncer. Esto debido a que genera distintas reacciones del cuerpo que a veces son ignoradas, debido principalmente a que parecen “normales”, cuando no lo son: gases, hinchazón, dolor, constipación, diarrea, entre otras. Esto sin contar las inflamaciones “invisibles”, como la del cerebro.
De hecho, según el estudio publicado online “The Vitamin D and Omega-3 trial (VITAL)” editado por The New England Journal of Medicine, pacientes cuyos hábitos de ingesta de pescados es superior a la media recomendada han reducido sus posibilidades de contraer diabetes y enfermedades cardiovasculares gracias a la suplementación de omega-3.
De acuerdo con una investigación realizada en México, se ha comprobado que, en poblaciones que consumen una mayor cantidad de pescados y mariscos, se presenta un menor riesgo de que sus habitantes desarrollen este tipo de enfermedades. Un ejemplo son los esquimales. En ellos, los niveles de omega-3 son mucho mayores, debido a su elevado consumo de proteína proveniente del mar.
Desde el punto de vista del rendimiento deportivo, los ácidos grasos omega-3 disminuyen la adhesión plaquetaria y los niveles plasmáticos de colesterol y triglicéridos; además, mejoran la fluidez de la membrana. Esto impulsa la captación muscular de oxígeno y nutrientes en el músculo esquelético, reduciendo la inflamación causada por la fatiga muscular y estimulando el metabolismo aeróbico.
¿Tengo que preocuparme por consumir atún?
La industria atunera mexicana se apega a estrictos estándares internacionales de calidad e inocuidad.
Sobre la cantidad de atún que se recomienda consumir, el Departamento de Alimentos y Medicamentos de EEUU, FDA por sus siglas en inglés, recomienda comer atún de una a tres veces por semana.
Además, según una revisión llevada a cabo por 13 científicos de EEUU expertos en grasas dietéticas titulada “Relaciones entre consumo de productos pesqueros durante el embarazo y la infancia y el desarrollo cognitivo: dos revisiones sistemáticas”, existen enormes beneficios del consumo de pescados y mariscos en el desarrollo cerebral de niños y adolescentes.
El consumo de productos pesqueros por parte de las madres gestantes se asocia con resultados beneficiosos de carácter neurocognitivo en algunas o todas las pruebas realizadas. Sin dejar de mencionar que los productos pesqueros contienen proteínas, vitaminas B-6, B-12 y D, y ácidos grasos omega-3 que, en su conjunto, contribuyen a estos resultados.
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